El observador «intemporal»

(La básica relación con la conciencia)

Pudiera ser que la medida no estuviera relacionada directamente con la mente (conciencia) del clásico observador, al menos muchos científicos ponen serias objeciones a ello, es por lo que deberíamos introducir, al menos para los aspectos cuánticos del mundo, lo que llamo el «observador intemporal», que poseería una mente (conciencia) imaginaria que sí tendría que ver objetivamente con la medida tanto instrumental como personal. Yo definiría a este «observador intemporal» como la abstracción de un ente que persiste a lo largo de todo el intervalo del tiempo (una eternidad de hecho), y que puede «dar fe» de la existencia de un suceso, hecho o medida en cualquier período del mismo, por lo que a todos los efectos, los conceptos de pasado, presente y futuro le son ajenos.

Para no entrar en disquisiciones de orden relativista, podemos añadir que tal teórico observador, a lo largo de todo ese tiempo, siempre permanece en el mismo sistema coordenado, con velocidad y aceleración constantes. Y no haré más mención a las teóricas paradojas temporales, en cuanto a instantaneidad, etcétera, fenómenos relativistas un tanto alejados de las clásicas bases cuánticas que obviaron tales supuestos.

Si aplicamos a los comportamientos cuánticos este tipo de observador intemporal, no hay conflicto en cuanto a los resultados (medidas) obtenidos en los experimentos, tanto si suponemos que hay una «indefinición» irresoluble por principio, como si la mente (conciencia) de ese observador intemporal no hubiera dado fe, o no haya podido verificarlos… Y es que es lo mismo, pues tal conciencia (del observador intemporal) es como la depositaria de la verdad, o la certeza (intemporal)… ¡Es más fácil suponer la existencia del observador intemporal, que imaginar que la propia naturaleza «mantenga» una verdad sin la posibilidad de un ente que en algún momento del tiempo la corrobore!

Así que la conciencia que puede dar fe de la medida, y de esta forma configurar la realidad de modo absoluto, debe ser asimilada a dicho observador intemporal; mas, lo curioso es que si a una conciencia individual añadimos la intersubjetividad universal cuántica, nos encontramos ante esta conciencia del observador intemporal… Habría que buscar aquí las raíces de la conciencia…

Si la relación entre dos partículas subatómicas permanece indefinida o indeterminada para un observador intemporal, esa relación es de entrelazamiento cuántico (leer al respecto el reciente artículo del Blog «El enredo cuántico entre átomos en la lente ojo de pez»).

Concluimos, pues, que una conciencia es la que produce la decantación (decoherencia) de la función de onda en una medida. Eso significa que no puede imaginarse la existencia de un teórico observador en orden decreciente (reducción de dimensiones), hasta que pueda «resolver la indeterminación», si dicho observador no poseyera conciencia (en directo o diferido); la conciencia es, por consiguiente, la clave, y con ella, el concepto de observador intemporal se hace básico… Gracias a él pueden resolverse las aparentes paradojas que se presentan en el mundo cuántico.

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