LA REALIDAD FÍSICA, por Alejandro R. ÁlvarezSilva.

La realidad es onda de probabilidad y partícula (ambas). (Dualidad onda-corpúsculo).

La medida tiene que ver con la partícula, es decir, con la interacción, y la interacción es un «intercambio» de partículas.

La historia (la vida biológica, etc.) sólo puede escribirse sobre sucesos, que realmente son medidas (el suceso está determinado, que en eso consiste una medida). Por consiguiente, como sólo podemos tener constancia de las medidas (sucesos), es como si «nuestra» historia (todas las historias) estuviese construida solamente sobre una parte de la realidad, la que tiene que ver con el suceso, la medida, la partícula que macroscópicamente es lo cotidiano, por eso a esta cotidianidad ordinariamente llamamos realidad, pero como vemos, ésta no es la realidad total, la realidad verdadera, que es un aglomerado de solidez-partícula, y evanescencia-onda de probabilidad. (La realidad es discreta, indeterminada).

Entonces, es erróneo extender este insuficiente concepto de realidad a todos los ámbitos, es decir, suponer que en la Física está todo determinado (las variables ocultas de Bohm), puesto que la indeterminación aquí abordada es de base, sustancial. El multiverso es, por tanto, un soberano error.

La probabilidad de todos y cada uno de los estados de un ente es real, pero esta realidad es probabilística, es decir, cada uno de estos estados no son medibles a la vez (la «realidad» de uno de ellos -medida- hace irreal los otros -se decanta una posibilidad).

La negación del entre paréntesis anterior es la afirmación de la teoría de los univesos múltiples (multiversos) -todos estos universos existen, no sólo su posiblidad-.

En lo anterior, he obviado el tema del «observador», o mejor, he considerado el observador como el «aparato de medida»: ¡el ente macroscópico que interacciona con la partícula en la medida!

(Que el dato obtenido en el «aparato de medida», sea para el «consumo» del observador, es otra cuestión en la que no he entrado, pero esto no es lo sustancial, pues el suceso, aquí, no depende de la voluntad del observador: cualquier otro observador hubiera obtenido «el mismo dato»).

El episodio del «gato de Schrödinger» (si vivo o muerto) es muy mal ejemplo. Toda criatura o ente macroscópico, con la fabulosa cantidad de partículas subatómicas o cuánticas que la componen hace inviable que en uno de los estados de cada «caja» o «compartimiento» esté «vivo» y en el otro «muerto»: estaría en ambos casos vivo, o en ambos casos muerto. Si ese «ser gato» fuese una partícula cuántica como un electrón, por ejemplo, en cada caja puede estar en cualquiera de los dos estados a la vez (superposición de estados), sin paradoja alguna; sólo la «medida» haría «real» (suceso) uno de los dos estados. (Esta explicación estaría relacionada con la interpretación cuántica GRW -Ghirardi, Rimini y Weber-).

En conjunto, también todas estas ideas estarían más cerca de la interpretación cuántica dura de Copenhagen, y la objetividad probabilística de David Mermin de la Cornell University en Ithaca.

En mi opinión, las ondas de probabilidad son estricta realidad, por eso puede construirse la onda global como la suma de todos los caminos o «historias» posibles, que forman entonces también la estricta realidad. (El procedimiento matemático de Everett-Feynman es impecable -por su realidad- obteniéndose resultados totalmente ciertos y muy útiles).

Lo único que ocurre en la medida, es cierto, es el «colapso» (decoherencia) de la función de onda, pero sólo de manera instantánea, pues otra onda de probabilidad es creada inmediatamente.

El colapso o medida puede provenir del simple azar (no depender de la «voluntad» humana), por ejemplo por la «interacción» de la función de onda con una partícula o un objeto macroscópico interpuestos de forma aleatoria en la «trayectoria» de la misma, o sí depender de la acción «voluntaria» del observador con el mismo efecto. Y esa implicación sería la corriente o habitual en cualquier experimento «clásico» físico, si no fuera que la pseudorealidad en la que consiste la historia de los seres macroscópicos como nosotros se «nutre» de los sucesos -acontecimientos- medidos, y desde este punto de vista sí podemos hablar de «creación de realidad» por parte de la voluntad (conciencia) humana.

REFERENCIAS:

«Quantum Enigma» (Bruce Rosenblum y Fred Kuttner. Oxford University 2006).

«La emergencia de la conciencia y su orígen cuántico» (Javier Monserrat en Tendencias21.com).

«Cuántica y Relatividad» (Alejandro Álvarez Silva en Foro Esencia. Editorial enero 2008).

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