Y es que según un estudio dirigido por Ulrich Mueller, la reelina -que codifica una proteína producida por las células nerviosas- es clave en la migración de las células nerviosas a la corteza cerebral, responsable de las funciones de orden superior como el lenguaje y el movimiento.
Este gen fue descubierto hace más de 50 años en un ratón mutante («Recogedor») con un neocórtex y cerebelo organizados erróneamente, que afectaba a la capacidad del animal para caminar con normalidad.
Mutaciones en dicho gen se han identificado en niños con cerebros anormalmente pequeños (microcefalia) o «cerebro liso».
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